Autobús

¡Qué bonito es ir en autobús! Todas las mañanas para ir a trabajar debo cogerlo, y del primero no tengo muchas quejas, excepto cuando día si, día no, espero casi un cuarto de hora en la parada con un popurrí de personas entre las que hay abuel@s que no tienen otra cosa que hacer que dar vueltas en el tan estimado "transporte público", cri@s mochiler@s que van al cole y currantes desespera@s que miran el reloj y resoplan.

La vuelta del medio día es lo más divertido de todo. Ahora ya le he cogido el truco y me voy una parada antes, que siempre da un poco más de juego a la hora de tomar posiciones. Esto es como la formula uno! .Sólo me falta el casco.

Una vez dentro, se abre un gradiiisimo universo de posibilidades que cada día es nuevo y sorprendente.
Están l@s que hablan por el móvil y pretenden que todo el bus se entere de su estúpida conversación y que como estés al lado date por jodida que te deja sorda (y eso que siempre llevo música puesta), luego a l@s que les canta el alerón y ahora con estas fechas hay peligro de desmayos en cadena. L@s que respiran echando encima el aliento a tabacazo, alcohol o cosas peores, ¿ Se creerán que están en "El sexto sentido"?. L@s niñ@s mochiler@s que se creen que van sol@s en el bus y a lo que te descuidas te han arreado un mochilazo en el estomago u otras partes que no vamos a nombrar... L@s abuel@s, que a parte de tener gratis el bus y pasarse todo el día de acá para allá, cuando quieren pasar o bajar se lían a empujones y codazos como si fueran a un combate, o peor, a las rebajas. Luego, l@s que hablan sol@s, que en el caso de no estar borrach@s son a ratos hasta divertid@s, bueno y l@s borrach@s tambien si no vomitan.

En definitiva ir en autobús es de las situaciones más surrealistas que se pueden encontrar, con un poco de suerte también está la buenorra de turno que al menos te alegra la vista después de empujones, pisotones, congelarte de frío o asarte de calor, malos modales...

¡Todo un mundo de posibilidades! ¡Qué más se puede pedir!