Años de lucha

Cuando era adolescente, pensaba que tenía que "dar caña" a la vida, no podía ser algo monótono y aburrido, debía de ser diferente, porque claro, siendo adolescente te crees diferente, la reina del mambo ( o del punkarreo), quería comerme el mundo, ir a miles de sitios, viajar, ir a conciertos, beber cerveza en cantidades industriales, hacer que cada día fuera distinto al anterior, ir de una punta a otra de la península en bus, casi sin un duro y sin pensar donde o como iba a dormir esa noche.

Daba igual, era nuestro mundo, el que mascábamos a diario y a toda costa queríamos cambiar a fuerza de "movilizarnos" de mil maneras. Eramos practicantes de una revolución interior que conllevaba mucha dedicación. Demasiada carga a veces.

Había tanta ilusión y ganas, que en algunos momentos parecía que conseguiamos nuestro proposito. Recuerdo esos nervios antes de "salir a escena", la cantidad de gente que me presentaron y realmente nunca conocí.

Fueron años de rebosante creatividad, de carreras, de litronas, de reclamar todo y no rendirse ante nada.
Por esos años, por esa gente, por lo conseguido y lo que llegará.